viernes, 16 de septiembre de 2011

Laurita...

No pude despedirme de ti.
Las prisas, las elecciones, la vida… Y guardo mucho de ti… lo guardo en mi corazón, como aquella vez que nos quedamos a dormir a tu casa para subir temprano al aeropuerto. Recuerdo aquellos días en los que estuvimos juntas, cuando hablábamos de los planes que Dios tenía y las cosas que estaban cambiando en tu corazón.

Recuerdo también, aquella vez que te quedaste en la puerta. Sé que tenías muchas ganas de hablar y sé también que yo estaba muy ocupada… se que no querías entrar porque existe gente muy severa en sus apreciaciones... 

Me parte el alma que ya no estes… me parte el alma que no hayamos podido hablar… Empiezo a tomar conciencia de tu ausencia, recuerdo tu voz, tus sueños y tu lindo corazón. Recuerdo como amabas cantar y cuanto anhelabas adorar. Tú sabías cuanto te extrañaba… no entendía muchas veces porque tomaste distancia… cual fue la decepción, la pena o la desilusión que sentiste…. Y no sabes cuánto te seguiré extrañando….

Adiós mi hermosita… mi Laurich… Se que el Señor te guarda en el cielo cerca de su corazón…