sábado, 23 de julio de 2011

With a Little Help of my Friends...

Woodstock. Joe Cocker canta con intensidad... la canción se vuelve el soundtrack de la serie los años maravillosos: la historia de la sencillez de la vida adolescente, los amigos, los amores, los momentos. Me atrevo a mirarme al espejo. Las memorias me inundan. Con el paso de los años, hay amigos que permanecen en el corazón y a pesar de las grandes distancias, el lazo irrompible se pone en evidencia: si me encuentro con ellos, sentiré que los he visto ayer.

Claro! Recordaremos, nos contaremos algunas historias con prisa, historias breves, sinopsis de años de vida, todo lo que pasó en aquella distancia, sin muchas explicaciones, sin muchos detalles, ellos entienden lo que viviste, no hay preguntas incomodas, ni reproches, ni complejos.

1994. Loukass en concierto... y antes del evento, una tarde juntos en el colegio, hablando unos con otros, riendo, con muchas prisas porque mas tarde escucharemos Feel High en vivo! Llamó por teléfono: "no puedo ir al concierto porque no me dieron permiso." Todos están tristes porque no iré, pero ellos van, disfrutan, luego me cuentan, casi al instante, porque pasábamos la vida juntos, por las tardes, por las mañanas, los fines de semana, a toda hora, en el lugar de siempre. Parece que esa vida es eterna, que esos días no se acabaran nunca. Hasta que terminan y todos se alejan, se van caminando, cada uno por su propia ruta. Primero despacio... y luego casi corriendo.

En algún momento del camino te detienes y retornas. Back to the basics. Siempre retornamos, reímos a carcajadas y recordamos. Las risas no paran. La vida no para.

En 1994, tenía la capacidad de reír sin parar durante 5 minutos. Mis amigos contaban esa carcajada con cronometro. Mas tarde, tomábamos tesito, escuchábamos música, nos enamorábamos, llorábamos, nos regalábamos tarjetas, los chicos formaban una banda de rock y se presentaban en el concierto del barrio, las chicas nos comprábamos vestidos e íbamos juntas a la peluquería para ir a las fiestas de 15 años. Vivíamos todos cerca, sin distancia... y en el corazón, esas distancias no se van.

En estos tiempos de decepciones, cuando evalúas las verdaderas amistades, en el corazón encuentro la certeza de los amigos verdaderos....  no existen distancias, en algún lugar seguimos hablando, caminando, y aprendiendo de la vida.... Gracias amigos!! Gracias por estar ahí....